lunes, 23 de febrero de 2009

Objetividad

El criterio objetivo como tal, es imposible.

Se entiende por ser objetivo, razonar hechos de manera puramente imparcial y/o ecuánime, sin un ápice de animadversión ni resentimiento y con un criterio justo. Entonces, ¿que impide a una persona analizar su entorno de esta manera? Al fin y al cabo somos seres racionales ¿no? Y una mierda. La razón es la punta del iceberg sostenida por las sumergidas emociones humanas. El mero acercamiento a la objetividad de un argumento depende estrechamente del estado emocional de la persona. No es lo mismo la opinión sobre un mismo hecho de alguien que está de mala ostia, que de alguien que acaba de echar un polvo.

Con una lógica simple entenderíamos que una persona es objetiva cuando esté en un punto intermedio de su emocionabilidad, neutral. ¿Realmente se puede llegar a este estado? La mayoría de las teorías al respecto afirman que no, pero no nos conformemos con lo que digan las teorías y pensemos por nosotros mismos.

Párate a pensar en como ser imparcial, intenta recordar un momento de tu vida en el que no hayas sentido nada, no hayas tenido ningún sentimiento, ningún estado de ánimo, ningún temor, ninguna inquietud, ninguna motivación... Si te cuesta imaginarlo, enhorabuena, eres humano, y como tal no puedes ser completamente objetivo, y digo completamente porque si se puede acercar uno a la objetividad, siempre se puede intentar, pero siempre habrá otro criterio contrario, y que podrá aparentar ser más o menos razonable o incluso igual.

Desgraciadamente, siempre va a haber un criterio que se imponga a otro, no hay remedio, y no siempre ganará el criterio que tenga más razón, si no el que lleve más razón, desde siempre existe por ello la demagógia, el arte de la convicción que generaliza el como y el por que.

El criterio objetivo como tal, es imposible, quien niegue esto confirma la regla.